Biografia de Tauro Berástegui Ruz

Biografia de Tauro Berástegui Ruz

Biografia de Tauro Berástegui Ruz

En la madrugada del 28 de Septiembre del 2008 fallece el actor, hijo y hermano menor Tauro Berástegui a la edad de (27 años), luego de sufrir un accidente de tránsito.
El ex alumno de la Universidad Arcis, participó en montajes como ‘Río abajo’ (Ramón Griffero), ‘Chita que’s linda mi tierra’ (Paulina Urrutia) y junto a su compañía, Patria Mal Querida, en los montajes ‘Amor en Lota’ y ‘Fantasmas de parafina’.
En televisión fue parte de ‘Gen Mishima’ e ‘Infieles’ y en cine,"Re/Evolución - Vampiros 2010", "El Inquisidor" de Joaquín Eyzaguirre, "Che Copete, la película" y "La Esmeralda", de Elías Llanos.

"Carta de despedida de un amigo"

"Carta de despedida de un amigo"
Yo pensaba que mi amigo era un hombre invencible. Tenía esta hermosa idea en la cabeza, de que mi amigo era superpoderoso, un tipo grande y fuerte al que no le entraban balas.
Porque esa era la imagen que proyectaba Tauro frente al mundo, ese era su juego y no se lo escondía a nadie. Ese era su juego y yo se lo creía.
Pisaba fuerte el hombre… como un gigante. Y le gustaba. Le gustaba pensar que pesaba toneladas, y que a su paso las cosas se iban desmoronando en temblores y huracanes, como si un ejército entero le anduviera a la siga. Y era un poco así en realidad, porque todos lo seguíamos a ratos. Era así el cubano.
Si era cosa de mirarlo pasar, con su café bien cargado en la mano, su caminar inimitable, su cigarro en la boca y el humo, siempre el humo en su cara fuerte. Siempre el humo entre sus dedos largos de mono albino. Yo me lo quedaba mirando cada vez que podía, y me daba miedo. Me miraba fuerte a los ojos, como el animal que no tiene nada que perder, y a mí me daba miedo. Pero era un miedo lindo, porque lo quería.
No era mi mejor amigo. Era mi amigo gigante. Y uno no anda conociendo muchos gigantes por la vida. Yo tenía una imagen extraña de mi amigo. Un poco enajenada y revuelta, incrustada entre la realidad y la ficción, y así nos gustaba encontrarnos. “What´s up man ¡¡” y aparecía; Oscuro, taciturno, misterioso, maravillosamente misterioso y muy quieto, sigiloso, como si siempre estuviera urdiendo algo… Porque uno nunca sabía lo que estaba pensando realmente el Tauro, uno nunca terminaba de conocer ese abismo insoslayable en que habitaba, uno no podía ni hacerse un ápice de idea o de difusa noción de lo que él realmente era. Por eso era mi amigo. Porque siempre lo estaba conociendo. Una y otra vez. Era una amistad desafiante la que me proponía eso sí, y yo me lo encaraba de frente, entretenidos los dos jugando a los malditos. Pero el toro siempre salía bien parado, como el villano que era. Era como un volcán a punto de estallar, una bomba de tiempo exacta y peligrosa, una montaña de roca incandescente, reactiva e inflamable… como buen gigante.

Mi amigo era un personaje en sí mismo. De esos difíciles de comprender. Imposibles de dilucidar. De esos que uno encuentra en los textos de los grandes autores, de esos con monólogos torcidos, chorizos indigeribles que no resisten primeras lecturas, de esos personajes que uno se muere tratando de interpretar. O al menos así lo veía yo. Lo demás me da lo mismo. Porqué se estaba tan bien con él así. Se reía tanto uno cuando le venían sus carcajadas. Que también eran gigantes. Se sentía tan bien uno sabiendo que un tipo como el Tauro existía. Un tipo honesto, frontal, rabioso, sensible, mujeriego, inteligente, maldadoso, gozador, talentoso, chanta como ninguno, pero maravilloso, insaciable, siempre insaciable por la vida, un tipo que vivía a mil por hora, un tipo sólido como ninguno, un tipo que era tantas cosas. Un tipo solitario, pero lleno de amigos. Un tipo silencioso, pero que se comunicaba con el mundo entero. Una contradicción ambulante era el Tauro, un conflicto andante. Por eso actuaba como actuaba; Perfecto. “Quiero ser una máquina de actuación” me dijo una vez en la escuela. Para mí lo lograste largo y tendido mi amigo del alma. Como todo lo que te proponías. Porque cuando Tauro actuaba el mundo entero se lo quedaba mirando. Eras una bestia Tauro, un búfalo, y este era tu hábitat.

Por eso aquí te rendimos homenaje. En tu casa, en tu reino de Papión Sagrado, en tu Grecia antigua, en tu Río Abajo. En este templo imaginado por todos nosotros, en este santuario improvisado donde nos deleitaste a todos con tu imaginario, en esta ficción de capilla donde todos nos enamoramos de tí compañero.

Te quiero mucho. Fue un placer haber compartido contigo este tramo en la ruta. Ya nos reencontraremos hermano mío, y nos tomaremos un buen roncito por aquí o por allá, con toda esta gente linda que te quiso tanto. Esta muerte te queda chica amigo mío. Porque tú eres mucho más enorme.

Hasta siempre gigante.

sábado, 7 de julio de 2012

Recuerdos de por vida

1 comentario:

  1. Estimado: con mi polola siempre recordamos a este actor, por un personaje que no muchos se acuerdan, en un capítulo de "Siete pecados capitales" sobre la "Pereza", interpretó a un cubano llamado Leudi, que era, obiamente, un perezozo; hasta el día de hoy repetimos entre nosotros las frases cliché del personaje tales como "Yo debo descansal, lelajalme, adaptalme a esta nueva lealidad...". Saludos

    ResponderEliminar